domingo, 29 de marzo de 2015

El refranero español de Christian Grey

El pasado martes 17 de marzo Isabel Gemio fue a El Hormiguero 3.0 a hablar sobre su programa y sobre su fundación. Aparte de la lamentable entrevista de Pablo Motos (que siempre buscaba el morbo sexual con Gemio), dijo algo que me llamó la atención. A colación de que Gemio sabía que era el mito erótico de Pablo Iglesias (hoy la cosa va de Pablos), Motos le preguntó por  50 sombras de Grey. Ella, escandalizada como si de la más grande de las blasfemias se tratara, explicó que no había leído ni un solo libro, aunque sus sobrinas si y le decían que lo hiciera. A lo que ella respondió que tenía una infinidad de libros mejores que leer.

Y eso, no se lo discuto. Ni se me ocurriría. Porqué es verdad que hay muchos libros que son una obra de arte: Jane Austen, las hermanas Brontë, y sin irnos tan lejos, Arturo Pérez-Reverte o Ana María Matute.  Lo que si me gustaría remarcar es que, a pesar de que nos empeñemos en desvalorizar a 50 sombras de Grey, es la literatura que nos ha tocado vivir y la que actualmente está de moda. Así como lo fueron Austen o Brontë en su época y, quizá, no fueran bien recibidas por ser demasiado transgresoras. Lo que quiero decir, es que 50 sombras no me ha parecido una saga excelente, ni mucho menos, porqué hay muchos más libros que merecen la pena mas que estos. 

Así empieza el segundo post sobre la saga de 50 sombras, esta vez con los dos libros posteriores. Acabé la saga hace una semana y, hasta ahora no he podido escribir la reseña. Lo que más me ha sorprendido es la evolución de los personajes y como se cambian los papeles a lo largo de los libros. Christian pasa de ser el macho dominante al macho dominado. Y Anastasia, de la inocente virgen a la descarada mujer, a la que le acaba gustando el rollo sádico y masoquista del sexo sin control (aunque siempre con moderación, claro. No vaya a ser que le haga daño).  

Básicamente, las tornas cambian y, ahora, es Ana la que tira de Christian.  Y eso, lo veo bien. Christian se libera (cómo el nombre del tercer libro indica), y deja de ser el controlador obsesivo para ser el adolescente perdido, aunque luego le viene una encima… En fin, que la autora juega un papel inteligente, ya que considero que el protagonista indiscutible es él aunque esté contada des del punto de vista de Anastasia.  Podemos ver cómo, poco a poco, Christian baja de esa fortaleza de cristal que se ha construido en la cima del Escala para ver que la vida es un continuo flujo de emociones que no puedes apartar de por vida. 

Otro de los puntos que me gustaría comentar, es como E.L James se las ingenia para que todo quede en familia, es decir,  Ana y Christian, Kate y Elliot, y Mia y Ethan.  Ana y Kate son amigas, Ethan y Kate hermanos, igual que Christian, Elliot y Mia. Más vale mal conocida que buena por conocer (cómo bien dice mi padre).  En este caso, considero que la trama queda un poco embotellada en ese punto, y si no fuera por los constantes vaivenes de cada uno, le faltaría un poco de aire fresco. 

Sin embargo, no puedo evitar pensar que la relación que tienen Ana y Christian es un poco como el perro del hortelano: que ni come ni deja comer.  Ninguno de los dos puede vivir sin el otro, pero en cuanto se juntan son como una bomba de relojería: en algún momento va a estallar y no sabes por dónde.  Aunque algo se intuye cuando a Anastasia le entra su ya, mítica, incontinencia verbal y pregunta todo lo que se le viene a la cabeza. Por dentro, Christian seguro se maldecía: “Por Dios, con lo tranquilo que estaba yo en el cuarto de juegos”.  No obstante, gracias a ese borboteo es como sabemos todos los traumas de Christian

Foto de forogrey.com


Mención cabe, también, el pobre José. Que si tan majo y adorable es, ¿qué hace aún sin pareja? Yo me presento voluntaria (al más puro  estilo Katniss Everdeen).  Con José creo que la autora comete una injusticia terrible y que lo martiriza por el error que tuvo en el primer libro. Que es totalmente entendible. Pero Ana hace vuelve a no saber realmente lo que quiere: necesita a José en su vida de alguna manera que no interfiera con Christian. Lo que es un poco difícil. Al final, el chico lleva tal mareo que la única opción que le queda es acabar cuidando de su padre y de los gatos que seguro que tienen. 

Y cómo la cosa hoy va de refranes españoles y de Pablos que buscan morbo e inventan conceptos, os digo que “Con gente de mala casta ni amistad ni confianza” (cosa que le hubiera venido bien a Anastasia al principio de la historia. Seguro que se hubiera ahorrado muchos disgustos).

¡Nos leemos! ;)  



sábado, 7 de marzo de 2015

The bookaholic instruments

Hace dos años, por navidad, pedí que me regalaran la primera parte de la saga de Cazadores de sombres (The Mortal Instruments, en inglés), de Cassandra Clare y lo tuve en la estantería durante casi un año. Cuando por fin lo cogí, después de los exámenes, mis expectativas eran bastante escasas. Había leído muchas opiniones al respecto. Más malas que buenas. Pero, cuando lo terminé pensé que tenía una gran historia entre manos, a la que se le podía sacar mucho partido.  Así fue, hasta el tercer libro. 

Cuando Clary ve a Jace por primera vez en el Pandemónium algo dentro de mí me dijo que sería un relato para recordar.  El misterioso e irónico Jace, que caza demonios, nos enamoró a todas. Pero luego vinieron más personajes, cada uno con su historia, que encajaban tan bien que si alguno de ellos hubiera faltado en ese primer libro, no hubiera sido lo mismo. Consideré, por lo tanto, que era un conjunto de lo más original e imprescindible.

El personaje que más me gustó en un primer momento fue Isabelle. Me sentí muy identificada con ella, pues es una persona fuerte y decidida (aunque esta no sea una de mis cualidades estrella), no solo emocionalmente, si no físicamente también. Además de una gran guerrera. Después, poco a poco, fui conociendo a Simon y pensé que era arrebatadoramente inocente y un pelín “pagafantas”, pero encantador.  Al final del primer libro me di cuenta de que se complementarían perfectamente. Isabelle le daría a Simon la confianza que necesitaba y Simon la sensibilidad que Isabelle mantenía escondida (aunque luego no fuese así). 

Y después viene Alec. Alec necesita un párrafo aparte, pues es uno de los personajes más complicados que he leído nunca.  Conocí a un Alec perdidamente enamorado de Jace, que luego se da cuenta que es  incomprendido por quién resulta ser su parabatai (en el lenguaje nefilim, compañero de lucha unido a otro cazador de sombras por un ritual), y que finalmente, busca consuelo en aquello que le resulta ajeno y al mismo tiempo familiar, Magnus Bane

http://ciudadesmecanicas.blogspot.com/2013/02/nuestro-alec-en-gif.html


El primer libro resultó ser una sorpresa. Divertido, dinámico y fresco. Con unos diálogos rápidos y sarcásticos, que me arrancaron más de una sonrisa. Fue así hasta el tercer libro, dónde yo creo que Cassandra Clare da un final más que digno a la saga. Sin embargo, el tirón superventas de los tres primeros influyó en que luego publicara tres más. Y es aquí, dónde, para mi gusto, empieza la decadencia de esta saga (y dónde sé que me coserán a malos comentarios muchos fans de los libros).

Empecé el cuarto libro seis meses después de terminar el tercero. Estaba ilusionada, porqué entre medio había visto la película (de la cual hablaremos luego) por segunda vez. Cogí el cuarto con las expectativas por las nubes después de haber leído los tres primeros, y lo que me encontré fue un libro insulso y sin acción. En mi opinión, lo único que podía salvarse eran los diálogos. Frescos, sarcásticos y adecuados a cada situación. 

Aun así, lo acabé queriendo creer que el quinto iba a ser mejor. Al fin y al cabo, Clare había tirado del único cabo suelto (aunque en mi opinión estaba más que atado) que le quedaba en la saga y, a partir de ahí, construyó una historia alrededor que me pareció demasiado fuera de lugar para la saga. Lo consideré una antesala de lo que estaba por venir. Pero, entonces empecé el quinto. 

Y el quinto fue peor que el cuarto. Tanto, que ni siquiera lo acabé. Hacía la mitad del libro decidí dejarlo porqué, hasta entonces, no había pasado nada. Es decir, los capítulos eran interminablemente largos, con muchas interrupciones por el cambio de punto de vista y para nada interesantes. Ese pequeño morbo que te despierta un libro desapareció.  Esa sensación de querer saber el final se desvaneció. Lo único que podía salvarse, como ya he dicho, eran los diálogos, que seguían el mismo tono de los libros anteriores. Así que, lo dejé, muy a mi pesar, porqué, como ya he dicho, los tres primeros me parecieron muy buenos. 

Por su parte la película, se estrenó, en España, en agosto. Fui a verla casi el día del estreno, sino una semana después. Me pareció una adaptación que poco hacía justicia al libro, pues se vieron muchas cosas de las siguientes partes y otras tantas que nada tenían que ver con el libro (¿qué hacía Valentine en el Instituto?).  



Para mi gusto, las interpretaciones no estuvieron nada mal, pero no le habría dado el papel a Jamie Campbell Bower: me imaginé a Jace de otra manera. En cambio, Lilly Collins si me convenció en el papel de Clary.  Así como Jemima West cómo Isabelle, Kevin Zegers cómo Alec y la Lena Headey (Cersei Lannister en Juego de Tronos/ Game of Thrones) cómo Jocelyn. Hay que hablar también del malo malísimo de la película: Valentine. No me gustó nada la actuación de Jonathan Rhys Meyers, no era el Valentine que esperaba, pues me pareció demasiado hippie con esta rasta en la parte baja de la cabeza.  Tampoco me acabó de convencer la de Godfrey Gao como Magnus Bane.

En definitiva, es una saga que hubiera sido perfecta si se hubiera quedado en el tercer libro. Por una parte, entiendo a Cassandra Clare. Es normal que si los libros gustan quiera tirar del hilo. Por otra parte, a partir del cuarto libro las cosas empiezan a venirse abajo, sin desmerecer el trabajo de Clare. La película fue, definitivamente, un fiasco y, no es solo mi opinión, si no el dinero recaudado en taquilla. 

¡Nos leemos!






lunes, 2 de marzo de 2015

Las cincuenta sombras de un bookaholic

Empiezo esta aventura con una publicación un poco controvertida y, no menos, indiferente. Hace un par de días terminé de leer el primer libro de Cincuenta Sombras de Grey de la autora E.L James, y el sabor de boca que deja es, hasta ahora, positivo. Una semana antes de empezar a leer, mi madre me obligó a acompañarla a ver la película al cine. En un primer momento tuve mis reparos, no es que me llamara la atención. Sin embargo, soy de esas personas que desde que ve una cosa hasta que decide llevarla a cabo le da mil vueltas en el subconsciente. En fin…

Bueno, mi madre me llevó, a mí y a mi hermana, al cine con ella para ver la película. Me esperaba una historia sadomasoquista, tan brutal que saldría del cine bastante traumatizada. Pero no fue así. Lo que me encontré fue una película recatada, sexy y en ciertos momentos provocativa. Las escenas X (vamos a llamarlas de alguna manera) no fueron exageradas, ni tampoco demasiado explícitas. Sugerentes, pero sin enseñar. Lo cual, hay que aceptar, fue una decepción. Había oído lo suficiente de la saga como para ver a Jamie Dornan dándolo todo pero, desgraciadamente no fue así. 

Cabe destacar  el cameo de Rita Ora como Mia. Y las bandas sonoras oficiales, el mítico "Crazy in love" de Beyoncé y el "Love me like you do" de Ellie Goulding. En mi opinión, el primer tema es más adecuado al tono de las escenas potentes. En cuanto a las otras escenas, dónde se nos muestra a un Sr. Grey más relajado, creo que Ellie Goulding cumple con creces las espectativas. 


Por otro lado, la química entre los protagonistas es cierto que era casi inexistente aunque Dornan les ponía ganas. La actuación de Dakota Johnson me pareció inocentemente sexy, para nada vulgar y muy sugerente.  Aun así, me gustó cómo se veían juntos: Dakota tan tímida y Jamie tan protector.  Sin embargo, el resultado fue sorprendente. Me encontré con una historia en la que hay que mirar más allá de lo que se ve para llegar a comprender. Y esto es lo que me ha pasado con el libro.

E.L. James crea un personaje masculino tan complicado y oscuro que llegas a comprender por qué hace lo que hace y cómo lo hace. En ciertos momentos, me quedaba cómo Anastasia, no le entendía y, lo único que quería era preguntar: “Por qué?! Por qué?!” (Con entonación Mourinho, que siempre le da más dramatismo). Hacia la mitad del libro entendí que más que una historia de sadomasoquismo extremo, era un relato de sanación espiritual. Puedes entrever, poco a poco, cómo Christian va encontrando la luz en una persona llamada Anastasia. Hasta aquí la parte bonita.

Me sorprendió un poco la habilidad de E.L James para describir las escenas de “sexo” con tanto detalle (con comillas porqué no sé si puedo llamarlas así). Parece ser que después de la primera vez Anastasia le coge el gustillo, y es un no parar. Ya podéis imaginar mis caras cuando lo leía en el tren. No sabía dónde meterme. La cuestión es que ahora comprendo la gran decepción que muchos fans se han llevado con la película, pues en este sentido no hay ni una parte infinitésima de todo lo que sale en el libro. 




Me gustó mucho cómo la autora ha trazado el personaje de Anastasia. Sexy sin proponérselo, inocente hasta decir basta y sarcástica hasta la médula. Hasta cierto punto puedo entender porqué a Christian le llama la atención. Le desafía, y eso a un hombre que siempre ha tenido el control de todo, pues le pone cachondo (para que nos vamos a engañar).  Lo que no entiendo es la tranquilidad con que Ana se toma la parte oscura de Christian. Si a mí un hombre me dice que lo que más desea en este mundo es pegarme con un fusta, salgo corriendo…

En cuanto a Christian, hay algo en él que me atrae. Quizá sea ese misterio que lo envuelve,  o quizá le perfección con que  James lo describe. Sea lo que sea, me compadezco de él y entiendo que tenga todo ese dolor y rencor guardado. Cualquier persona lo tendría. Pero no veo el sadomasoquismo como una manera de purgar sus demonios, aunque sea una forma de infringir el dolor que te han hecho a ti. En definitiva, creo que de Christian hay mucho por descubrir todavía y pienso que E.L James nos ha dado con cuentagotas los detalles que debemos saber de él.

El libro en sí me ha gustado, pero no todo lo que conlleva con él. El que alguien necesite pegar a una mujer para calmar sus ansías es cruel e innecesario. Hay otras maneras de limpiar tu alma que no sean pegando a una mujer, por mucho placer que te dé.  Por otro lado, y como ya he dicho, a veces hay que saber mirar más allá de lo obvio para entender. Y, en este caso, es el hecho de que una persona cómo Christian, totalmente cerrado, se ha enamorado de Anastasia. 


De la misma manera, considero que para poder opinar sobre algo se deben conocer todas las partes de la situación.  Y que, sin conocimiento, no eres nadie. Por eso, a todas esas personas que se dejan llevar por lo que oyen, les aconsejo que primero vivan de primera mano la experiencia y luego opinen lo que quieran. La segunda parte de la saga me espera.

¡Nos leemos!